Tantos días de calor, de tanto bochorno dentro de las aulas, animaron a celebrar la Fiesta del Agua el último día de clase. Así que armados de pistolas de agua, barreños y muchas ganas de divertirse alumnos y profesores se lanzaron a cargar sus depósitos y empapar a quienes tuvieran más cerca y sin excepción de edad vivieron con felicidad ese agua refrescante. Era el perfecto colofón a un día especial y entrañable con la alegría infantil del trabajo hecho y las vacaciones estivales por delante para un merecido descanso.
Una batalla incruenta que, seguro, se convertirá en cita recurrente porque, al final, empapados y satisfechos, todos pedían repetirlo otra vez.
Aquí la galería de fotos, aunque entre tanto «fuego cruzado» era difícil hacer de fotógrafo y proteger la cámara:
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